Es común pensar que, cuanto más calor hace, mejor funcionamiento tiene una placa solar. Pero, ¿Cuál es la correlación exacta entre la temperatura y el rendimiento de un panel solar? Aunque parezca sorprendente, el punto máximo de rendimiento se encuentra cuando el ambiente está templado, entre los 20 y los 25 grados. Las placas no dejan de ser unos dispositivos conductores y productores de electricidad, por lo que el calor excesivo les puede afectar negativamente. En verano, esto se ve compensado con el aumento de horas solares al día. Por eso, aunque tenga menos eficiencia, la producción es mayor.
La potencia pico de una placa solar, por ejemplo 265 Wp, está dada por el momento en el que el sol produce 1000W en 1 m2 a 25 grados de temperatura. En ese punto se obtiene el 100% de rendimiento, por lo que solo lo conseguiremos en días soleados de invierno. Como se ha comentado anteriormente, el calor afecta en cierta medida a la eficiencia de la placa. Se estima que, si estamos a 40 grados, el panel solar suele estar al 80%. Para entenderlo mejor, si estás en pleno verano y tu instalación solar tiene montados 10 kW, los paneles te producirán en su mejor momento 8 kW.
Por todo esto, es importante hablar de días completos, ya que así podemos asegurar la producción, teniendo en cuenta valores climáticos y de temperatura. A día de hoy, los paneles solares ya son una energía altamente optimizada, por lo que, si son de buena calidad, suelen dar entre 10-15 años de garantía con una producción del 85%, y unos 25 con una producción del 85%.
En resumen, las placas solares están estudiadas para adaptarse a temperaturas desde -40 grados a 85. Lo que hay que tener en mente es que sí que afecta a su rendimiento, ya que están fabricadas de silicio, y este material semiconductor cambia sus propiedades a medida que lo hace la temperatura ambiente. Esto puede provocar una caída de tensión en los módulos y, por consiguiente, una disminución de la energía generada.
Cabe destacar que los paneles también producen en días nublados, ya que afectan a la radiación, pero no impiden que la energía sea alcanzada.
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